martes, 16 de enero de 2007

¿Contra ETA o con ETA?

Mariano Rajoy, durante su intervención en el pleno extraordinario del Congreso- REUTERS
He pasado los últimos días mordiéndome la lengua, esperando una reacción política coherente, pero es inútil.

ETA ha engañado al presidente de España y ha vuelto a matar, era lógico pensar que los partidos se pondrían al lado de las víctimas y del Gobierno español, pero no, hay un partido que no está dispuesto a colaborar en la lucha contra el terrorismo.

Hay un partido instalado en el acoso sistemático, en la mentira, en la deslealtad, en el ataque a las bases de cualquier democracia. Hay un partido que, además, no quiere saber nada de memorias históricas, tal vez porque entre sus filas todavía queda un ex ministro de Franco y muchos descendientes de aquella dictadura. Un partido que roza los planteamientos de la derecha más reaccionaria.

Mariano Rajoy le dijo ayer al presidente «Si usted no cumple sus compromisos, le pondrán bombas, y si no hay bombas es porque ha cedido». ¿Puede aspirar a la presidencia de un Estado quien es capaz de esa vileza? Rajoy ha aprendido muy bien de ciertos personajes detestables con los que gusta rodearse aquello del calumnia, que algo queda…

Hace demasiados años que ciertos personajes del PP ejercen mecanismos propios del acoso moral y esa estrategia perversa ha acabado utilizando hasta la política antiterrorista como arma electoral. La desunión sólo favorece a ETA, el PP está contra el consenso, ¿con quién está? Desde luego no está con los partidos democráticos.

Mariano Rajoy dice hoy que para ser presidente debería exigirse «algo más que ser mayor de edad y español» y es cierto, para ser presidente se debería tener la capacidad de diálogo, la lealtad y el respeto que él no tiene.

Yo sí estoy contra ETA, por eso apoyaré a José Luis Rodríguez Zapatero, al resto de partidos democráticos, y a cualquiera que defienda el diálogo. Espero que los votantes de este país recuerden quiénes son los que se empeñan, de una forma u otra, en romper las reglas del juego. España necesita nuevas elecciones, no para tener otro presidente, sino para tener una oposición democrática y responsable.

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