martes, 21 de junio de 2005

Lobos

Vivimos en un mundo raro. El sábado pasado desfilaron los lobos por las calles de Madrid, unos con alzacuellos y otros en mangas de camisa, seguidos por otras alimañas y también por un nutrido rebaño de corderos, el rebaño, la masa.

¿Tan difícil es vivir y dejar vivir? ¿Tan necesario es ordenar el mundo natural con pautas artificiales? ¿Y el amor? ¿Y el sexo? ¿Y el respeto?

No los vimos en las calles protestando contra la guerra, no los vimos en las calles gritando contra las dictaduras, no los hemos visto clamar por la pobreza, ni por la desigualdad, ni por el chapapote, ni contra la violencia sexual, esa que llaman de "género".

Predican lo “natural”, pero no los vimos desnudos bajo el sol inclemente del verano. Buscan el pecado en pequeños fragmentos de piel, pero el pecado habita sólo en la caverna de sus cerebros fríos y calculadores.

Y recuerdo unas palabras: “Amaos los unos a los otros”.

Y otras: “Quien esté libre de culpa que lance la primera piedra”.

Deseo un arco iris en el que el hombre no sea un lobo para los otros hombres, un mundo que no sea un valle de lágrimas.

Vive y deja vivir, ¿qué te cuesta?

El regreso

He regresado. Parecía difícil. Vuelvo a tener un ordenador que funciona, de momento. De vez en cuando vienen esas sombras oscuras de la Red que intentan entrar y destruir, aún no lo han conseguido. Retomaré mi abandonada correspondencia, volveré a la página, pero ahora sólo quiero decir que he regresado. Bienvenidos.