martes, 2 de enero de 2007

Una clasificación de poetas

Poetas santos. Aquellos que, ya fallecidos, por lo general, ascienden a los altares de la consideración poética. También aquellos otros de edad avanzada y delicada salud, especialmente cuando sufren un amago de infarto o una insuficiencia respiratoria. En ocasiones dejan viudas, arqueólogas capaces de localizar los fósiles más extraños para su posterior comercialización entre el goce de antólogos, filólogos y la denominada prensa cultural.

Poetas herederos. Los que practican el alpinismo literario basado en la asistencia social a ciertos poetas santos, catedráticos maduros o editores predispuestos, normalmente carentes de futura viuda (o viudo). Cobran en especie mediática sus “honorarios” por tan altruista labor.

Poetas anatómicos. Son una parte de los poetas herederos. Aquellos que consiguen su reconocimiento literario gracias a sus trabajos con la lengua, al tamaño de sus senos o a la buena disposición de sus nalgas.

Poetas oficiales. Grado especial que alcanzan ciertos poetas herederos, anatómicos o no, que se prodigan en actos oficiales, premios literarios, homenajes diversos, suplementos culturales e, incluso, reportajes fotográficos en la prensa del corazón o en ciertos suplementos dominicales del resto de la prensa. Suelen fotografiarse en sus bibliotecas, aunque no se descartan como fondo los jardines o los vertederos.

Poetas pragmáticos. Los que convierten su pereza o ciertas carencias narrativas en textos breves con forma de verso. En general tienen tendencia a la publicación compulsiva.

Poetas proféticos. Los poseedores de la verdad.

Poetas aditivos. Aquellos que han sido dotados de generosidad retórica, reproducen múltiples esquemas tradicionales y suelen gustar de la rima asonante. Acaban sustituyendo el acento por azúcares variados, sacarina y otros edulcorantes.

Poetas-post. Aquellos que, nostálgicos de las vanguardias, tienden a reproducirlas y se manifiestan como revolución necesaria e incomprendida. Tienen una ideal convencional de lo raro.

No-poetas. Los dotados de un ego masoquista.

Poetas-Yo. Los que viven frente al espejo de la madrastra, también llamados poetas-ellas, porque riman con estrellas.

Poetas auténticos. Rara especie minoritaria que, aun perteneciendo a cualquiera de los grupos anteriormente citados, suelen pasar desapercibidos y ser reivindicados póstumamente.

Poe-tass. Los que creen ser poetas auténticos y acaban produciendo terror.


Yo fui un no-poeta, naturalmente.

3 comentarios:

Sonia Betancort dijo...

añadirías el "poeta baterbly", el que prefiere no escribir, de Vila-Matas?.
Un abrazo
Sonia

Anónimo dijo...

Y el 'poeta antípoda', el poeta que borra los poemas.

Escribo porque aún no puedo matarme o matar. Mas sí beber... ensexarme y beber.

Salomón Valderrama Cruz
Pisco - Perú

Nath dijo...

Sin ánimo de contradecirle, señor Cubero, pero me temo que un poeta no puede juzgarse a si mismo. Un poeta vanidoso y narcisista cometería el error de creerse bueno cuando, probablemente, no lo sea; algo parecido sucederá con un "no-poeta", quién se tachará de masoquista e incapaz de escribir buenos poemas.
Sé que mi opinión no es más válida que la de cualquiera pero, sinceramente, creo que es un gran poeta; piense lo que quiera.